Brasil: Ecuador, el Mercosur y la Alianza del Pacífico

Para los intereses de Brasil, la continuidad del presidente Rafael Correa es estratégica en el plano regional.
El gobierno de Dilma Rousseff, según analistas, necesita de la adhesión de Ecuador al Mercosur para robustecer el bloque, más aún frente al avance de la naciente Alianza del Pacífico, conformada por México, Panamá, Colombia, Perú y Chile.

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“La continuidad de Correa vale la pena para Brasil”, comentó a El Telégrafo el profesor Francisco Carlos Teixeira, de la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ), al interpretar la estrategia de la Cancillería brasileña ante las elecciones de hoy. Lo mismo opina el Partido de los Trabajadores (PT) sobre Ecuador, que junto a Chile son los únicos países sudamericanos que no comparten fronteras con Brasil. Una eventual reelección de Correa “significa la continuidad de un gobierno aliado de Brasil, en la política de integración regional de un gobierno como el nuestro, con preocupaciones centrales en ampliar la democracia, el bienestar social, la soberanía nacional y la integración regional”, declaró para El Telégrafo Valter Pomar, miembro del Directorio Nacional del PT y secretario ejecutivo del Foro de Sao Paulo, que agrupa a la izquierda latinoamericana.

 

Una victoria de Correa, según Pomar, refuerza la posición del Mercosur, de la Unión Sudamericana de Naciones (Unasur) y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

 

Bolivia está en proceso de adhesión y en la fila siguen Guyana y Surinam. La decisión de Ecuador de iniciar el tratamiento técnico de su posible ingreso al Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay, Venezuela, con Paraguay suspendido) es un tema de alto nivel en la agenda de política regional para los brasileños, además del comercio, que en 2012 bordeó los $ 1.000 millones.

 

Para el dirigente del PT, el gobierno de Correa “tuvo como avances principales la soberanía (Base de Manta), la democracia (Constitución, comunicación social) y el bienestar social de la población”.

 

Según fuentes del gobierno citadas por la prensa de Brasil, ha quedado atrás el conflicto entre Quito y Brasilia de 2008, cuando Ecuador presentó una demanda para frenar el pago de un crédito del Banco de Fomento brasileño que financió la construcción de la central San Francisco por parte de Odebrecht, expulsada del país. El caso lo trataron personalmente Correa y Lula.

 

Para el profesor Teixeira, luego de esa situación conflictiva el presidente Correa “hizo una gran compra de aviones de entrenamiento Embraer y lanzó el ofrecimiento del Puerto de Manta como salida al Pacífico de los productos brasileños”. En ese mega proyecto radica actualmente el gran impulso de integración física que proponen Ecuador y Brasil: un corredor carretero, ferroviario e hidroviario que conecte la ciudad brasileña de Manaos con el puerto de Manta, el punto sudamericano más cercano a Asia.

 

 

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